Este cuadro, se produce por falta de movilidad en los viajes, sean aéreos
o terrestres, de larga duración, pudiendo ocasionar graves problemas circulatorios, la aparición de trombos (coágulos) en
el sistema venoso profundo de los miembros inferiores.
A finales de la década del ochenta, se determinó su relación con los
viajes en avión, denominándosele síndrome del viajero ó síndrome de la clase turista a la trombosis
venosa relacionada con los trayectos en avión de larga duración, y a sus complicaciones.
Las venas tienen una pared delgada con una fina capa muscular y se comportan
como un sistema de conducción y depósito. Los músculos son muy importantes para la circulación venosa en las extremidades
inferiores, donde la sangre, va hacia arriba, es decir tiene que vencer la fuerza de gravedad. Al contraerse, los músculos
oprimen las venas y expulsan la sangre hacia territorios más proximales. La principal causa del síndrome del viajero
es la inmovilidad a la que están sometidos los pasajeros de un avión. No mover las piernas y estar durante un largos periodos
en la misma postura, es el principal factor de riesgo para desarrollar esta enfermedad. En un principio se denominó a este
proceso síndrome de clase turista, al relacionarse con el espacio entre los asientos, ya que la presencia de un espacio más
reducido en esta clase favorecía la inmovilidad del pasajero.
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También se ha relacionado la aparición de este síndrome con la duración del viaje,
puesto que aparece sobre todo en trayectos de larga duración, sobre todo transoceánicos o intercontinentales.
La presurización de la cabina y el estado de hidratación,
el consumo insuficiente de agua o líquidos y la escasa humedad relativa que existe dentro de la cabina favorecen la deshidratación,
con lo cual aumenta la viscosidad de la sangre. También se relaciona la aparición de estos coágulos con la disminución de
oxigeno a la que pueden estar sometidos los pasajeros. Se pueden establecer factores de riesgo de padecer este síndrome en
aquellas personas que por edad o por la presencia de alguna enfermedad tienden a permanecer inmóviles, padecen una menor masa
muscular o simplemente tienen una mayor facilidad para generar trombos (coágulos). Asimismo, la presencia de una circulación
venosa lenta o de un sistema venoso profundo alterado predispone también a la formación de estos coágulos
Medidas de prevención
Es importante levantarse periódicamente
para dar algún paseo. Debemos procurar hacer ejercicios con los pies, sobre todo de flexión y extensión, para contraer los
músculos de las piernas y favorecer el vaciamiento del sistema venoso profundo. Es conveniente ingerir una aspirineta o aspirina,
que disminuyen la coagulabilidad de la sangre, consumir líquidos abundantes a lo largo del viaje y evitar el alcohol, por
su capacidad de aumentar la cantidad de orina. Conviene no llevar prendas ajustadas y utilizar medias de elastocompresión
graduada antes de iniciar un viaje y, si nos consideramos una persona de alto riesgo, consultar al médico sobre cómo tomar
precauciones adicionales.
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