Martorell describió los primeros cuatro casos de esta entidad clínica
en 1945, y la literatura refiere a estas úlceras como úlceras de Martorell.
Se presentan tanto en hombres como en mujeres, a predominio de éstas
últimas.
Clínicamente comienzan como lesiones rojizas en la piel, que pronto evolucionan
a manchas oscuras, dando por resultado una úlcera de bordes netos.
Es una úlcera hipertensiva superficial y esta localizada en el área supramaleolar
externa (cara externa de la pierna, arriba del tobillo), en el tercio medio de la pierna, estando asociada con una hipertensión
arterial severa, rebelde al tratamiento sin obstrucción arterial y con presencia de pulsos perceptibles.
Es una úlcera muy dolorosa, de bordes netos, rodeada por tejido necrótico (muerto) y con
pobre tejido granulación(cicatrización).
Son el resultado de la isquemia (falta de irrigación de sangre arterial)
causada por lesiones de las arteriolas y de la microcirculación, como el
engrosamiento de la túnica media de la arteriola, lo que provoca estenosis del lumen
(estrechamiento de la luz del vaso). Si la obstrucción arteriolar es severa, da como resultado isquemia local y úlcera, por
la falta de irrigación de sangre oxigenada.
La coincidencia de la diabetes en el paciente agrava el cuadro significativamente.
El diagnóstico de la úlcera hipertensiva
se debe basar en existencia de la hipertensión arterial, ausencia de la obstrucción arterial (pulsos periféricos palpables); ausencia de insuficiencia venosa, presencia de una úlcera superficial en el área antero-externa
de la pierna en el tercio medio; y el aspecto de las lesiones. Ambas piernas
se puede afectar simultánea o secuencialmente.
Las técnicas agresivas de desbridamiento aumentan la necrosis (muerte celular), dando por resultado un crecimiento de la lesión debido a la imposibilidad de los tejidos de iniciar la cicatrización, establecer mecanismos bacteriológicos
de defensa, y responder adecuadamente a la intervención traumática del desbridamiento.
El tratamiento consiste, principalmente en el control de la hipertensión, el incremento de la perfusión local
de los tejidos y el injerto de piel.
El tratamiento de la hipertensión se indica para detener o retardar el
futuro progreso de la enfermedad subyacente. Las pequeñas úlceras, de3 a 4cm
de diámetro, a menudo cierran con tratamiento conservador, pero las úlceras grandes deber cerrarse quirúrgicamente usando injertos de piel, que deben cubrir completamente la superficie.