Muchos de los medicamentos utilizados en forma intravenosa, especialmente en
el tratamiento del cáncer (quimioterapia), son irritantes para las venas, por lo que, aún administrados con la mejor de las
técnicas, pueden causar inflamación de la vena, que se manifiesta por dolor a lo largo de esa vena en la que se administró
el medicamento, además de endurecimiento de la misma (tromboflebitis).
A algunos pacientes se les
dañan las venas después de algunas administraciones de medicamentos intravenosos, especialmente de quimioterapia. Otras tienen
las venas muy delgadas o tienen pocas venas utilizables para la administración de medicamentos.
Esto puede ser un problema, pues los medicamentos pueden inutilizar
temporal o permanentemente las venas, que a veces se vuelven muy frágiles y se rompen fácilmente, con lo que el medicamento
administrado se sale de la vena y puede causar quemaduras en los tejidos vecinos a la vena, dependiendo de su naturaleza..
Afortunadamente, en la actualidad
existen métodos de acceso permanente a las venas, como los catéteres de Hickman.
ó los accesos subcutáneos permanentes, como los Port-A-Cath.
Algunas personas casi forzosamente requerirán de alguno de estos métodos,
otras lo encontrarán cómodo desde el principio, mientras que pocos en realidad no se beneficiarán con su uso.
Si usted tiene
alguna inquietud al respecto, pregunte a su oncólogo, quién de considerar necesario y útil la aplicación del catéter, lo derivará
con dicha indicación a su flebólogo para la colocación del mismo.